¿Podemos prescindir de las palabras?
Si un día todos guardamos silencio y contemplamos nuestros vagos pensamientos,tal vez toda esta absurda realidad en que las palabras valen más que los sentimientos desterrados al plano del olvido, se vuelva insoportable y descubramos que no hay nada que decir.
Nos aferramos a lo probable porque es más sencillo que descifrar los sentimientos o los indiscutibles presentimientos.
Sin intentar excusarme escribo esto porque creo que una persona es mucho más que un parrafo, estas líneas serviran si logran despejarme un poco.
Cada quien hace su realidad pero somos tantos y con una larga historia de comportamientos, con escuelas para aprender a sobrevivir y en las que se aferran tanto a relacionarnos que es difícil excluirnos a pesar de lo riesgoso que es incluirse en la vida o en la mente de alguien más, claro que si consideramos lo suficiente a otro para compartir la vida y nos esforzamos por cuidarnos existen satisfacciones exclusivas.
Sólo lo que vivimos es lo que temporalmente vale, cada día el mundo es distinto, con el tiempo algunos se vuelven despiadados y otros siguen nadando en las necedades en que se gestaron.
A veces no tengo nada que decir si mis ideas no logran concretarse menos aun mis frases.
Yo he dicho monólogos frente a otros que responden con su propio monólogo, sin llegar a entendernos.
¿Es sólo mi percepción?¿Nunca he aprendido a hablar de verdad?
No lo creo así.
Conozco los diálogos, tal vez sean contables pero sé que existen, y me han dejado el intrigante sabor del razonamiento.
Quiero vivir tranquila sin traiciones ni ofensas innecesarias, yo soy la única dueña de mis desdichas, mientras sea justa conmigo misma,sin privar a mi naturaleza sé que seré justa con la vida, sólo necesito estar segura.
Con esto no espero razonar cada momento porque no haría nada.
Ni sonreir siempre a la vida pues la vida a veces es cruel.
Por ahora acepto la experiencia conociendo la sensible condición humana,pues sólo tengo la certeza de esta disfutable y dolorosa vida o el abismo desconocido de la muerte.
Intentaré no desquisiarme junto con la multitud para evitar la doble moralidad que falsamente seduce mis pensamientos y que tanto he odiado en otros.
Tal vez sea momento de iniciar mis votos de silencio, sólo por el tiempo necesario.
Toda mi desconfianza que antes me disuadía para entregarme a alguien más fué esta vez insuficiente y ahora heme aqui convencida de que soy sólo tuya... Ale.